e premte, 15 qershor 2007

Revolución

No se requiere experiencia para experimentar, no es necesario ver para tener convicciones concretas, ni hay que estar en silencio para sentir paz…
Observo como día tras día la sociedad nos canoniza cómicamente, jugando de manera mordaz con nuestros valores, nuestra identidad, nuestros derechos, nuestras capacidades, nuestras pasiones... nos apegamos a lo establecido, actuamos por las experiencias de los demás como una regla, erradicamos nuestros sueños porque simplemente nos hacen sentir incapaces de lograrlos, lo original y único es locura y controversia y lo sabio, añejo.
El protocolo y elitismo se roba poco a poco nuestra esencia, y lo lamentable es que ahí es donde anhelamos encajar, que vergüenza!
Recuerdo que cuando era chiquita no comía berenjenas por dos cosas: por el nombre y porque a mi hermana no le gustaba, si, da risa , pero hacemos lo mismo los adultos, no probamos nada, simplemente somos segundos comprobando lo que existe, nos limitamos a influencias huecas y no somos capaces de inyectar los principios que nos dejó el líder más revolucionario que dio a luz la tierra, que sin mencionar su nombre todos saben quien es, sin estar hablando todavía le escuchamos, y que sin verlo hace acto de presencia.
A lo mejor parezco una resentida que pretende convencer efímeramente tus ideales, cuando digo que no se requiere experiencia para experimentar me refiero a que no tengo que estar marginada para sentir que existe un margen, para, en mi naturaleza humana identificarme con el atormentado y sentir la epidemia que vivimos a diario.
Solo nos quejamos de los demás, de cómo nuestros líderes políticos acaban con nuestra nación, de cómo nuestros pastores no manejan adecuadamente sus ovejas, lo admito, y no nos damos cuenta de que somos una representación activa de nuestro entorno.
Cada vez me percato más de la manera vergonzosa en que actuamos, de cómo todos queremos ser aceptados ante los demás por lo que hacemos no por lo que somos, y esto, por temor a ser burlados o rechazados por nuestros círculos sociales, lo más emocionante es que nos convertimos en los mejores tráficos guiando a los demás sin saber ni siquiera donde estamos nosotros parados, para todo tenemos amnesia pero para recordar los errores que el hermano evidenció, somos los primeros en sacarlos del fondo del mar y tenérselo presente ya sea en actitudes o palabras…sin percatarnos de los que a diario cometemos en silencio.

Mi paladín es Cristo, de El me quiero dejar llevar, del que no tenía distinción con ninguna clase social, a quien no le importaba la reacción de los demás para expresar sus convicciones, quien no tenía que cambiar de apariencia para llegar a más personas, aquel que con su paciencia y amor, revolucionó al mundo.
A ese quiero siempre seguir.


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